Con el libro de
Daniel entra en el AT un
género nuevo en un caso único; todas
las imitaciones y expansiones
de este género fecundo se quedan fuera del canon judío, y un solo descendiente clausura el canon del NT. El
libro ha entrado en el canon judío, no como libro profético, pues la serie
estaba clausurada, sino entre los "escritos", concepto vago y acogedor. En las versiones
griega y latina y en la tradición cristiana, Daniel figura como uno de los cuatro "profetas mayores".
a) El
tema de este libro es la historia.
Si otros apocalipsis se explayan en
visiones cósmicas y arcanas, el nuestro se fija en el cosmos únicamente como repertorio
de símbolos (el himno universal está en griego). Con mirada ancha contempla el
autor la historia universal, la que él abarca, en sus etapas estilizadas o
imperios. El antecesor de esta mirada universal o internacional es Habacuc.
Cuando acerca la mirada al pasado próximo y al presente, estrecha su horizonte y
se le enturbia la visión. Esa historia es dramática: luchan y caen y se suceden
imperios o reinos, los soberanos son protagonistas; pero está gobernada por
Dios y es conducida hacia un desenlace, que llegará como un corte abrupto. El
paso dramático de un imperio a otro anticipa y prefigura el cambio final, en
que Dios confiere un poder nuevo a "sus consagrados". Lo que sucederá
después se enuncia, no se describe.
b)
Recursos. Los recursos principales del género y del libro son la ficción
narrativa y la alegoría. El autor conoce a grandes líneas el pasado, lo
estiliza y lo cuenta como profecía. Para ello inventa un personaje pretérito, a
quien da un nombre ilustre y pone en su boca la historia pasada como profecía
del futuro. La ficción es básicamente una inversión de perspectiva. Otros
recursos narrativos arropan la ficción. (Más abajo hablaré del autor y el
personaje Daniel).
La
alegoría es un procedimiento intelectual. El autor esquematiza uno o varios
períodos históricos, después traspone ese esquema, pieza a pieza, a una imagen
articulada; resulta una correspondencia en serie, A-Xa, B-Xb, C-Xc, D-Xd etc.
Toca al lector abolir la imagen para recuperar el esquema intelectual. A veces
el autor acierta con una imagen feliz; otras veces le falla la fantasía, y todo
termina en árido juego intelectual. La alegoría sirve también para comunicar en
clave enseñanzas políticamente peligrosas.
En el
uso de la alegoría el autor de 2-7 ha sido genial. Con función alegórica ha
sabido crear unas cuantas imágenes poderosas, que han fecundado el arte y el
pensamiento occidental: la estatua de diversos materiales, el emperador
convertido en fiera, el festín de Baltasar, los jóvenes en el horno, Daniel en
el foso de leones, las cuatro fieras con el anciano y la figura humana.
¿Cuántos escritores podrán exhibir un repertorio semejante? Gracias a su vigor
imaginativo, esos símbolos han sobrevivido al fracaso de la expectación del
autor, se han desprendido de sus ataduras alegóricas y han comenzado una nueva vida como
instrumentos para interpretar la historia.
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