miércoles, 1 de mayo de 2013

CAPÍTULO 5.


El festín de Baltasar 

5 1EI rey Baltasar ofreció un banquete a mil nobles del reino, y se puso a beber delante de todos. 2Después de probar el vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre, Nabucodonosor, había robado en el templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y los nobles, sus mujeres y concubinas. 3Cuando trajeron los vasos de oro que habían robado en el templo de Jerusalén brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. 3Cuando trajeron los vasos de oro que habían robado en el templo de Jerusalén brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y concubinas. 4Apurando el vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera.
5De repente aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoco del muro del palacio, frente al candelabro, y el rey veía cómo escribían los dedos. 6Entonces su rostro palideció, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas, las rodillas le entrechocaban. 7 A gritos mandó que vinieran los astrólogos, magos y adivinos, y dijo a los sabios de Babilonia:
-El que lea y me interprete ese escrito se vestirá de púrpura, llevará un collar de oro y ocupará el tercer puesto en mi reino. 8Acudieron todos los sabios del reino, pero no pudieron leer lo escrito ni explicar al rey su sentido. 9Entonces el rey Baltasar quedó consternado y palideció y sus nobles estaban perplejos.
10Al saber lo que le ocurría al rey y a los nobles, la reina entró en la sala del banquete y dijo: 11iViva siempre el rey! No te turbes ni palidezcas. En el reino hay un hombre a quien Dios ha concedido espíritu de profecía. En el reinado de tu padre demostró poseer inteligencia, prudencia y un saber sobrehumano. Tu padre, el rey Nabucodonosor, lo nombró jefe de los magos, astrólogos,
agoreros y adivinos, 12porque demostró tener un don extraordinario de ciencia y de penetración para interpretar sueños, aclarar enigmas y resolver problemas. Se trata de Daniel, a quien el rey puso el nombre de Belsazar. Que llamen a Daniel y nos dará la interpretación.
13Cuando trajeron a Daniel ante el rey, éste le preguntó:
-¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey, mi padre? 14Me han dicho que posees espíritu de profecía, inteligencia, prudencia y un saber extraordinario. 15Aquí me han traído los sabios y los astrólogos para que leyeran el escrito y me explicaran su sentido, pero han sido incapaces de hacerlo. 16Me han dicho que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y explicarme su sentido, te vestirás de púrpura, llevarás un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino.
17Entonces Daniel habló así al rey:
-Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le explicaré su sentido. 18«Majestad: el Dios Altísimo concedió imperio y poder, gloria y honor a tu padre, Nabucodonosor. 19y por aquel poder recibido, todos los pueblos, naciones y lenguas lo temieron y respetaron. Tenía poder sobre la vida y la muerte, exaltaba y humillaba a su arbitrio. 20Pero se ensoberbeció y creció su arrogancia; entonces lo derribaron del trono real y lo despojaron de su dignidad. 21Tuvo que vivir lejos de los hombres, con instintos de bestia; en compañía de asnos salvajes, comiendo hierba como los toros, con su cuerpo empapado en relente, hasta que reconoció que el Dios Altísimo rige los reinos humanos y coloca en el trono a quien quiere.
22»Pues bien, tú, Baltasar, su hijo, aun sabiendo esto, no has querido humillarte. 23Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Habéis alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de vuestra vida y vuestras empresas ni lo has honrado. 24Por eso Dios ha enviado esa mano para escribir ese texto.
25»Lo que está escrito es: 'Contado, Pesado, Dividido'. 26La interpretación es ésta: 'Contado': Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el límite. 'Pesado': 27Te ha pesado en la balanza y te falta peso. 28'Dividido': Tu reino se ha dividido y se lo entregan a medos y persas». 29Baltasar mandó vestir a Daniel de púrpura, ponerle un collar de oro y pregonar que tenía el tercer puesto en el reino.
30Baltasar, rey de los caldeos, fue asesinado aquella misma noche,


5,1-6,1 Históricamente este capítulo es indefendible. Ni Baltasar fue el último rey de la dinastía neobabilónica ni Darío fue el conquistador de la capital; Baltasar no era hijo de Nabucodonosor ni llegó a reinar, Darío no era Medo ni inauguró la dinastía. Es que el autor no intenta escribir la crónica de sucesos importantes, sino más bien crear una serie de relatos ejemplares, dotándolos de una aureola de vagas referencias históricas. El esquema del capítulo se puede aplicar a cualquier cambio de la guardia en el escenario de la historia. 

Literariamente el capítulo es memorable.

Varios factores conspiran al acierto narrativo: el momento crítico y dramático en que se derrumba un imperio, el misterio de la mano que escribe un mensaje incomprensible, el marco frívolo y blasfemo de un convite real, lo terrible del mensaje interpretado y la inutilidad de comprenderlo. Entre los artistas que se han inspirado en este relato, hay que citar a Calderón de la Barca. 

5,1 Los mil nobles van a ser primero cómplices de un sacrilegio, después testigos de una sentencia. 

5,2-4 Baltasar no puede humillar en efigie al Dios de Jerusalén, porque Yhwh no admite efigies; en el ajuar del templo, el rey desprecia al Dios extranjero a la vez que exalta a sus dioses "de oro y plata". 

5,5 El autor redacta con sobriedad, invitando a la imaginación del lector. Como en un lienzo de roca una inscripción celebrativa, así resalta la escritura en la pared blanca y bien iluminada. El palacio, signo del esplendor (4,27) se rinde como pergamino para recibir una firma. La sala del banquete se convierte en sala del tribunal supremo, donde el rey será el acusado. Si los dioses "tienen manos y no tocan" (Sal 115,7), esa mano escribe sin tener cuerpo, actúa porque no es "hechura de manos humanas". 

5,6 Con menos sobriedad se describe la reacción del rey, como subrayando su debilidad y desamparo ante el misterio. 

5,8 Podemos recordar, con Calderón, que en Babel se confundieron las lenguas.

5,17 Es propio del profeta auténtico profetizar gratuitamente; Miqueas denuncia a los profetas que gradúan los oráculos según la recompensa (Miq 3,5). 

5,19 Siendo esos poderes divinos, la frase nos recuerda que por ahora Dios ha cedido esos poderes al emperador. 

5,25-28 Entre otras explicaciones, considero más probable la siguiente: el autor juega con paronomasias sacadas de tres monedas o unidades de dinero. La primera es la mina, de la raíz mnh = contar (como en portugués conto); la segunda es teqe/, de la raíz tq/ = pesar (como nuestro peso, peseta, onza); la tercera es peres, de la raíz prs = dividir (como nuestros cuartos, ochavos, céntimos), y equivalía a media mina. 

Daniel ve en la pared los nombres o los signos de las tres monedas, los lee y traduce en términos políticos de teología de la historia. Además la moneda peres juega con el nombre de los persas; y "señalar límite" se dice con un verbo usado también en el comercio. 

5,29 Baltasar ejecuta el último acto de su reinado, que es ascender a Daniel, heraldo de su condena. Baltasar muere sin confesar la misma noche del banquete.

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