sábado, 18 de mayo de 2013

CAPÍTULO 8.



El carnero y el macho cabrío (Ez 34; 1 Mac 1)

8 1El año tercero del rey Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión, después de la que ya había tenido. 2Contemplaba en visión que me encontraba en Susa, capital de la provincia de Elam, y contemplaba en visión que me encontraba junto al río Ulay.
3Alcé la vista y vi junto al río, en pie, un carnero de altos cuernos, uno más alto y detrás del otro. 4Vi que el camero embestía a poniente, a norte y a sur, y no había fiera que le resistiera, ni quien se librase de su poder; hacía lo que quería, alardeando.
5Mientras yo reflexionaba, apareció un macho cabrío que venía de poniente, atravesando toda la tierra sin tocar el suelo; tenía un cuerno entre los ojos.
6Se acercó al camero de los dos cuernos, que había visto en pie junto al río, y se lanzó contra él furiosamente. 7Lo vi llegar junto al camero, revolverse contra él y herirlo; le rompió los dos cuernos, y el camero quedó sin fuerza para resistir. Lo derribo en tierra y 10 pateó, sin que nadie librase al camero de su poder.
8Entonces el macho cabrío hizo alarde de su poder. Pero, al crecer su poderío, se le rompió el cuerno grande y le salieron en su lugar otros cuatro orientados hacia los cuatro puntos cardinales.
9De uno de ellos salió otro cuerno pequeño que creció mucho, apuntando hacia el sur, hacia el este, hacia La Perla. 10Creció hasta alcanzar el ejército del cielo, derribó al suelo algunas estrellas de ese ejército y las pisoteó. 11 Creció hasta alcanzar al general del ejército, le arrebató el sacrificio cotidiano y socavó los cimientos del templo. 12Le entregaron el ejército y el sacrificio expiatorio; la lealtad cayó por los suelos, mientras él actuaba con gran éxito.
13Entonces oí a dos santos que hablaban entre sí. Uno preguntaba: «¿Cuánto tiempo abarca la visión de los sacrificios cotidiano y expiatorio, de la desolación del santuario y del ejército pisoteado?». 14El otro contestaba: «Dos mil trescientas tardes y mañanas; después el santuario será reivindicado».
15Yo, Daniel, seguía mirando y procurando entender la visión cuando apareció frente a mí, en pie, una figura humana. l60í una voz humana junto al río Ulay que gritaba: «Gabriel, explícale a éste la visión».
17Se acercó adonde yo estaba, y al acercarse caí espantado de bruces; pero él me dijo: «Hombre, has de comprender que la visión se refiere al final».
18Mientras él hablaba, seguí de bruces, aletargado; él me tocó y me puso en pie. 19Después me dijo: «Yo te explicaré lo que sucederá en el tiempo final de la cólera; porque se trata del plazo final».
20El camero de dos cuernos que viste representa los reyes de Media y Persia. 21El macho cabrío es el rey de Grecia; el cuerno grande entre sus ojos es el jefe de la dinastía. 22Los cuatro cuernos que salieron al quebrarse el primero son cuatro reyes de su estirpe, pero no de su fuerza.
23Al final de sus reinados, en el colmo de sus crímenes, se alzará un rey osado, 24experto en enigmas, de fuerza indomable, prodigiosamente destructivo, que actuará con gran éxito. Destruirá a poderosos, a un pueblo de santos. 25Con su astucia hará triunfar el fraude en sus acciones. Se creerá grande y destruirá con toda calma a muchos. Se atreverá con el Príncipe de príncipes, pero sin intervención humana fracasará. 26La visión en que hablaban de tardes y mañanas es auténtica. Pero tú sella la visión, porque se refiere a un futuro remoto.
27Yo, Daniel, estuve enfermo unos días; cuando me levanté, me puse a despachar los asuntos del rey, pero seguía perplejo, sin comprender la visión.

8-11 Apartado el cap. 7, nos quedan tres visiones heterogéneas, que nos ofrecen: de la historia pasada cuadros esquemáticos, de la historia reciente, referencias confusas y un resumen detallado; del desenlace, varios anuncios y la fecha. La primera presenta la lucha de Alejandro contra el rey persa, y la sucesión hasta Antíoco IV. La segunda trata del tiempo y es una interpretación de Jr 29. La tercera describe luchas angélicas, narra algunos hechos históricos y anuncia la muerte del perseguidor. 

8 Con este capítulo volvemos a la lengua hebrea y entramos en un camino descendente, que nos ofrecerá repeticiones, comentarios y algunos complementos interesantes. También decae notoriamente el valor literario, salvo en breves momentos felices. Es difícil aceptar que el gran escritor de los capítulos precedentes sea el autor de los que siguen. Lo más interesante del capítulo es el choque histórico del macedonio con el persa y la exaltación y caída del tirano. Por esa visión ancha y simplificada le podemos perdonar la torpe manipulación de los cuernos (3.8-10). El manejo de la alegoría y alguno de sus componentes parecen imitados de la visión precedente. Daniel habla en primera persona. 

8,2 La reminiscencia de Ez 1 y 8 se delata en el carácter visionario, el cambio de lugar, la cercanía de un río. Daniel se ve trasladado a la capital del futuro reino persa. 

8,3-4 El imperio medopersa es doble, con predominio de los persas. Ataca desde oriente en tres direcciones y lucha contra varios reinos. 

8,5 De poniente: de Macedonia. Véase 1 Mac 1,1-3. La figura está entre cabra y unicornio. Victorias de Gránico, Isos y Gaugamela (334,333,331). 

8,6-7 Conquista de Persépolis y Ecbatana (331,330). 

8,8 A la muerte de Alejandro (323), se divide su imperio en cuatro reinos (1 Mac 1,4-9): a Casandro le toca Grecia, a Lisímaco Tracia y Asia Menor, a Seleuco Babilonia y Persia, a Tolomeo Egipto. 

8,9 Antíoco se encontraba en Roma como rehén. Al morir envenenado su hermano Seleuco, Antíoco logra escapar y suplantar al heredero, Demetrio. Luchó contra Egipto, sur, Persia, este, y la Perla = Jerusalén (Jr 3,19; Ez 20,6). 

8,10-12 Comienzan las dudas y se ofrecen tres propuestas de identificación. a) El ejército del cielo son los astros (cfr. Dt 4,19) o los ángeles (Is 24,21) Y su jefe es el Señor:  véase 2 Mac 9,10, inspirado quizá en Is 14,13. b) El ejército celeste son "los escuadrones de Israel" (Ex 12,7.41.51), cuyo jefe son los sacerdotes o levitas (Nm 15; 19,16-18). c) Solución intermedia, apoyada en Jos 5,14: el Señor es el jefe del ejército de los israelitas. El texto hebreo presenta otras dificultades: sobre el sacrificio (cfr. 1 Mac 1,45); sobre 'emet que puede significar lealtad o en concreto, la verdadera religión, los libros auténticos (cfr. 1 Mac 1,56s), pero compárese con v. 25. 

8,13-14 Esos "santos" son ángeles que asisten y comentan la lucha. La cifra de 6 años y cuatro meses parece equivocada respecto a 7,25 y 1 Mac 4,43. 

8,15-16 La "figura humana" con voz humana está aquí poco definida: ¿se trata de otro ángel? Daniel se llama, como Ezequiel, "hijo de Adán". Los ángeles empiezan a tener nombres propios. 

8,17 El espanto de Daniel delata el carácter sobrehumano de su interlocutor. "Al final": no de una etapa (Ez 7), sino de la historia. El autor siente que está viviendo el fin del mundo, que cuando baje el telón comenzará algo nuevo y auténtico. Los ángeles conocen la fecha y se la revelan en clave al vidente. 

8,19 El tiempo de la cólera comenzó con la destrucción del templo (586) y terminará con la muerte de Antíoco IV. Diversa y más reducida es la visión de 2 Mac: muerte de Onías y muerte de los mártires (4,34 y 6-7). 

8,23-25 Descripción de Antíoco con rasgos de cualidades humanas pervertidas para el mal. "Poderosos" son sus rivales políticos, "pueblo de santos" los judíos (Dt 26,19; Jr 2,3); el Príncipe supremo es el Señor. "Experto" (Ez 28,25), ''fuerza'' (Is 10,13; 37,29); ''fraude (1 Mac  1,29s). "Sin intervención humana" (2,34) ¿polémico contra los Macabeos? Véanse dos versiones de la muerte de Antíoco en 1 Mac 6 y 2 Mac 9. 

8,26 Según la ficción estamos en tiempos de un Daniel en la corte de 8abilonia. Como su profecía no está destinada a sus contemporáneos, ha de ser sellada hasta el momento de ser leída. Así justifica la ficción que la profecía no haya sido conocida hasta el tiempo real del autor. Es procedimiento normal en el género. 

8,27 Véase Is 21,3-4.

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